Ven, ven conmigo
Julia (Red)
Sonaban tambores, retumbaba el suelo y con él todas las partes de mi
cuerpo, de pies a cabeza. Sonaban animales, feroces alaridos que empujaban mis
pasos hasta que cayó la noche. Andaba a tientas cegada por el miedo, mis ojos
se habían cansado de gritar y descansaban cerrados mientras mi garganta ahogaba
cualquier palabra que me atreviera a pronunciar. De repente cesaron los pasos,
me invadió el silencio y abrí los ojos. Aquella intensa luz que repicaba sobre
ramas de madera incandescentes me reveló su secreto, la melodía de sus rojos y
amarillos conjugados formando naranjas y algún que otro azul devolvió la fuerza
a mis puños, descongeló la sangre de mis venas, me ardió la piel. Miré
alrededor, impaciente, y no tardaron en llegar, venían a por mí.
“Ven”, me decían aquellos ojos negros mientras los contemplaba, “ven
conmigo”, me decían, querían jugar y yo me acercaba, con cuidado y curiosidad
para que me hablaran. Se abrían y cerraban como labios al besar y las pestañas
se entrelazaban protegiéndome del abismo de aquella mirada. Pero yo quería, yo
quería tirarme por ellos, sumergirme hasta lo más profundo y explorar cada uno
de sus rincones. “Ven”, me decían aquellos ojos sedientos, aquellos ojos vivos.
No quería resistirme y no lo hice, me fui con ellos, me fui con ellos hasta la
mañana siguiente.
Nadie sabe lo que dura una noche a oscuras…
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